viernes, 27 de septiembre de 2013

Etiquetado de los alimentos

Valores nutricionales, aditivos, códigos, números, sin sal, 100% natural, son algunos ejemplos de lo que podemos encontrar en las etiquetas de los alimentos pero ¿informan o desinforman?

 
 
        En España, el etiquetado de los alimentos esta regulado mediante el Real Decreto 1334/1999, de 31 de julio, por el que se aprueba la Norma general de etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimenticios y que incorpora las disposiciones de la legislación comunitaria en la materia,  (vamos, lo que dice Europa) y es de aplicación tanto para el etiquetado de los productos alimenticios destinados al consumidor final como a restaurantes, hospitales, cantinas y otras colectividades similares.
        En los principio generales se resalta: "el etiquetado no deberá en ningún caso inducir a error al consumidor (¿cómo lo ven ustedes?):
  1. Sobre las características del producto alimenticio y, en particular, sobre su naturaleza, identidad, cualidades, composición, cantidad, duración, origen o procedencia y modo de fabricación o de obtención.
  2. Atribuyendo al producto alimenticio efectos o propiedades que no posea.
  3. Sugiriendo que el producto alimenticio posee características particulares, cuando todos los productos similares posean estas mismas características.
  4. Atribuyendo a un producto alimenticio propiedades preventivas, terapéuticas o curativas de una enfermedad humana, ni mencionando dichas propiedades, sin perjuicio de las disposiciones aplicables a las aguas minerales naturales y a los productos alimenticios destinados a una alimentación especial".
        Estas prohibiciones se aplican de igual forma a la presentación de los productos alimenticios y a la publicidad." (¿Alguien me puede decir qué famosa marca de lácteos ayuda a prevenir el colesterol o refuerza tus defensas?)
 
      Después de distinguir lo que NO puede incluir se enumera la INFORMACIÓN OBLIGATORIA:
  1. La denominación de venta del producto.
  2. La lista de ingredientes.
  3. La cantidad de determinados ingredientes o categoría de ingredientes.
  4. El grado alcohólico en las bebidas con una graduación superior en volumen al 1,2 %.
  5. La cantidad neta, para productos envasados.
  6. La fecha de duración mínima o la fecha de caducidad.
  7. Las condiciones especiales de conservación y de utilización.
  8. El modo de empleo, cuando su indicación sea necesaria para hacer un uso adecuado del producto alimenticio.
  9. Identificación de la empresa: el nombre, la razón social o la denominación del fabricante o el envasador o de un vendedor establecido dentro de la Unión Europea y, en todo caso, su domicilio.
  10. El lote.
  11. El lugar de origen o procedencia, cuando el producto proceda de países terceros o procediendo de un país comunitario la no indicación pueda inducir a error al consumidor.
  12. Las especialmente previstas para diversas categorías o tipos de productos alimenticios (se recogen en el anexo V del Real Decreto 1334/1999). (Hace referencia a: envasado en atmosfera protectora; con edulcorante(s); con azúcar(es) y edulcorante(s);contiene una fuente de fenilalanina o un consumo excesivo puede tener efectos laxantes. A estas se las llama "declaraciones obligatorias").
 
       El Real Decreto 1334/1999, de 31 de julio, por el que se establecen las normas para el etiquetado de los alimentos, fue modificado en el año 2004 para incluir la obligación de realizar una mención clara a la presencia de sustancias causantes de alergias e intolerancias alimentarias. La última modificación la constituye el Real Decreto 1245/2008, de 18 de julio, donde se recoge el anexo actualizado de las sustancias que obligatoriamente deben declararse así como las excepciones previstas. Estos son:
  1. cereales con gluten
  2. crustáceos
  3. huevos
  4. pescado
  5. cacahuetes
  6. soja
  7. leche
  8. frutos de cáscara (almendras, avellanas, nueces,..)
  9. apio
  10. mostaza
  11. sésamo
  12. dióxido de azufre o sulfitos
  13. altramuces
  14. molusco
 (o cualquiera de sus derivados o productos a base de)


  Esta norma ha sufrido muchas modificaciones más, la última recogida en el Real Decreto 890/2011, de 24 de junio. Esto solo deja claro la preocupación continua por mantener bien informado al consumidor, aunque nunca nos enseñen a leerlas.

    Esta es una aproximación al contenido de una etiqueta. He querido resaltar aquella información mínima que debemos encontrar en ellas para que descartemos aquellos productos que no cumplen con ello (si no cumplen con la legislación sobre etiquetas no quiero imaginar sobre las de seguridad alimentaria, y los hay, y muchos, y donde nunca creerías....) Por eso los animo a que, en lugar de parase a mirar cuantas calorías tiene el paquete de galletas, busquen esta información mínima, para asegurar que ese productor se ha preocupado de informarnos y con mayor probabilidad se haya ocupado de la inocuidad de sus productos.
     
 

 
     
     

    martes, 24 de septiembre de 2013

    Cuerpo, salud y comida

                  Pequeño ensayo sobre las relaciones e interrelaciones entre cuerpo, salud y comida en las sociedades actuales.


    De manera histórica existe un distanciamiento intelectual entre naturaleza y cultura en la sociología. Mientras que la sociobiología considera el cuerpo con “una base biológica y presocial sobre la cual se fundan superestructuras del yo y de la sociedad” (1), los constructivistas toman el cuerpo como algo que pertenece a la cultura y no a una identidad biológica (2). De esta manera, el cuerpo es interpretado culturalmente en todas partes, por lo tanto, la biología no está excluida de la cultura, sino dentro de ella. Por ello hemos de introducir el concepto de socialización de la naturaleza: “expresión que hace referencia al hecho de que ciertos fenómenos que antes eran naturales, o que venían dados por la naturaleza, ahora tienen un carácter social, es decir, que dependen de nuestras propias decisiones. La reproducción humana es un ejemplo de ello. Las transfusiones sanguíneas, los trasplantes de órganos, la procreaciones artificiales, las fecundaciones in vitro, las experimentaciones en seres humanos, las manipulaciones genéticas son otros ejemplos” (3). En nuestro ámbito, el de la nutrición, no podemos olvidar que salud y comida van de la mano, y en las sociedades actuales el tándem salud, cuerpo y comida se está convirtiendo en el centro de las inquietudes. En ese sentido, algunos afirman que existen dos cuerpo, el social y el físico y que “el cuerpo social restringe el modo en que se percibe el cuerpo físico” (2). Por ello podemos concluir que el cuerpo físico está sujeto a los caprichos sociales y es el resultado de nuestras decisiones.

    En el mal llamado “primer mundo”, cada vez más, el cuerpo ha ido tomando un mayor poder social. Estilistas, médicos, esteticistas, publicistas,…, el nacimiento de un montón de profesiones relacionadas con estas nuevas inquietudes. De la misma manera y con la cada vez mayor esperanza de vida, naturistas, homeópatas, aromatólogos,…, otro gran número de ellas que surgen de la preocupación por el envejecimiento y la salud. Este mismo hecho hace que política y economía se interesen por el coste del mantenimiento de la cada vez más longeva tercera edad. La nutrición nace como ciencia que pretende unificar estos tres conceptos.

    Actualmente, cuerpo, comida y salud están sujetos a las fuerzas sociales de una manera muy distinta a como se experimenta en comunidades más tradicionales. Los cuidados corporales, tanto estéticos como promovidos por la salud, de las sociedades actuales nacen de la preocupación por la imagen y la salud.

    Los avances tecnológicos y científicos también influyen en este tándem. Cirugías bariáticas, aborto, cirugías plásticas, reproducción in vitro,…, son algunos ejemplos de los nuevos dilemas difíciles de resolver que plantea la ciencia a la sociedad.

    En cambio, en el tercer mundo, la mayor preocupación es el alimento. La relación de éste con la salud y la comida está basada en una relación de subsistencia. “A los opulentos occidentales les resulta difícil comprender la estrechísima gama de posibilidades que tienen las familias de renta baja del Tercer Mundo a la hora de asignar los ingresos familiares a la adquisición de comestibles. Cuanto mayor sea la dependencia de dichos ingresos con respecto a un trabajo físico duro, mayor importancia tendrá asegurarse de que la persona que es la principal fuente de los mismos reciba los alimentos suficientes para ir al trabajo, aunque esto signifique que otros miembros de la familia apenas reciban alguno” (4). Y, de nuevo, la ciencia nos plantea nuevos interrogantes, transgénicos, alimentos funcionales,…, otro largo etcétera al que se ve sometido el hombre actual.

     

    Bibliografía

    (1)SHILLING, Chris (1993). The Body and Social Theory. Londres: Sage.

    (2)Martínez Barreiro, Ana (2004). La construcción social del cuerpo en las sociedades contemporáneas. Papers 73, 2004 127-152.

    (3)GIDDENS, Anthony (1998). Sociología. Madrid: Alianza.

    (4)Harris, Marvin (1999). Bueno para comer. Enigmas de alimentación y cultura. Madrid: Alianza.

    lunes, 23 de septiembre de 2013

    Alimentos ¿funcionales o que funcionan?

    Omega 3, ácido oleico, vitaminas, calcio, ácido fólico y fermentos activos son algunos de los componentes que se resaltan en la publicidad de algunas leches, yogures, jugos, cereales e incluso huevos pero ¿qué significa todo esto?

     
    El concepto de alimentos funcionales nació en Japón. En los años 80, las autoridades sanitarias japonesas se dieron cuenta de que, debido a la mayor esperanza de vida, para controlar los gastos sanitarios había que garantizar una mejor calidad de vida. Apareció un nuevo concepto de alimentos, aquellos que se desarrollaron específicamente para mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades.
    En el marco europeo, aún no han sido definidos. En 1999 apareció el primer documento consenso donde se describen de la siguiente manera: "un alimento funcional es aquel que contiene un componente, nutriente o no nutriente, con efecto selectivo sobre una o varias funciones del organismo, con un efecto añadido por encima de su valor nutricional y cuyos efectos positivos justifican que pueda reivindicarse su carácter funcional o incluso saludable" (FUnctional FOod Science in Europe, FUFOSE). Generalmente se considera que son aquellos alimentos, que se consumen en la dieta normal y que contienen componentes biológicamente activos, que ofrecen beneficios para la salud y reducen el riesgo de contraer la enfermedad. En resumen podemos decir que los alimentos funcionales cumplen lo siguiente:
     
     
    1.    Se consumen como parte de una dieta variada de forma convencional y de manera habitual.
    2.    Tienen características propias de los alimentos.
    3.    Regulan algún proceso biológico concreto: envejecimiento, tránsito intestinal,…
    4.    Efectos saludables respaldados científicamente.
    5.    El agente responsable de su funcionalidad es identificable y cuantificable analíticamente.
    6.    No produce efectos nocivos aunque su ingesta supere el nivel recomendado.
    7.    Debe ser efectivo en una población o grupo específico.
    8.    Pueden ser o no productos naturales.
    9.    No curan ni previenen por si solos y no son indispensables en la dieta.
    10. Una persona sana que sigue una dieta equilibrada ya tiene todos los nutrientes que necesita sin necesidad de recurrir a este tipo de alimentos.
     
     
    Realmente, ¿nos hacen falta este tipo de alimentos? y ¿hay alguno que no sea funcional? La dieta mediterránea cuenta con características funcionales bien conocidas, desde las grasas saludables como el aceite de oliva, el resveratrol del vino o los ácidos grasos omega 3 del pescado azul, entonces, si ya tomamos alimentos funcionales con este tipo de dieta ¿para qué enriquecer los alimentos?
    Hay dos razones fundamentales: una parte de la fisiología de nuestro cuerpo –fruto de la evolución social- ha adoptado costumbres alimentarias poco saludables que pueden contrarrestarse con alimentos funcionales y, por otro lado, y lo más importante, los cambios sociales surgidos en los últimos tiempos – principalmente la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa y al poco tiempo que se dispone para comer- han hecho que nuestra alimentación sea desequilibrada y nuestra nutrición deficiente.
    En Europa, además ha aumentado el interés de los consumidores por conocer la relación entre dieta y salud. Hoy en día, la gente conoce en mayor medida, que un estilo de vida sano, incluyendo la dieta, contribuye a reducir el riesgo a padecer enfermedades y dolencias, y a mantener el estado de salud y bienestar. La importancia del consumo de frutas, verduras y cereales integrales para evitar la enfermedad, los avances en las investigaciones de antioxidantes dietéticos y la combinación de sustancias protectoras en plantas, contribuye a impulsar el desarrollo del mercado de los alimentos funcionales en Europa.
    Esta necesidad de encontrar alimentos más beneficiosos para la salud también se ve apoyada por los cambios socioeconómicos y demográficos que se están dando en la población. El aumento de la esperanza de vida (aumento de la población anciana) y el deseo de gozar de una mejor calidad de vida, así como el aumento de los costes sanitarios, potencian que los gobiernos, los investigadores, los profesionales de la salud y la industria alimenticia busquen la manera de controlar estos cambios de forma más eficaz.
    A pesar de existir muchos de estos alimentos en el mercado, llevar una dieta sana, variada y equilibrada es la mejor manera de prevenir ciertas enfermedades asegurando una buena salud. Además, las recomendaciones en el consumo de alimentos funcionales incluyen llevar una dieta sana y equilibrada e ingerirlos en las mismas cantidades en las que habitualmente se consumen el resto de alimentos. Con lo cual ¿para qué los consumimos?
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     

     
    

    viernes, 20 de septiembre de 2013

    Una tortilla más saludable

    Mi propuesta para hoy es hacer una tortilla española más nutritiva. Los huevos, las papas y el aceite de oliva son unos alimentos estupendos. !Sí¡ los huevos y las papas también.

    Las papas y los huevos siempre han tenido mala fama aunque su valor nutricional demuestran que son un alimento estupendo.
    
    El huevo es un alimento básico por su alto contenido en nutrientes (de los de mayor densidad) y poco aporte calórico. Dos huevos medianos son una ración. Aportan el 7% de las calorías diarias necesarias y proteínas de gran valor biológico, es decir, necesarias y fácilmente asimilables por el organismo. No contiene hidratos de carbono, la energía que aporta proviene de los lípidos, principalmente ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados (lo que es beneficioso para la salud cardiovascular). El huevo también contiene antioxidantes (Selenio, vitamina E, carotenoides) ácido fólico y colina, necesarios para el buen funcionamiento del organismo.
    El mito del colesterol: el huevo tiene colesterol entre sus componentes, porque éste es necesario para la vida y el desarrollo del futuro embrión. En el pasado la creencia de que el colesterol de la dieta era causa de incremento del colesterol en sangre originó recomendaciones generalizadas de reducción del consumo de huevos, que hoy ya no se justifican con argumentos científicos.
    Múltiples estudios publicados en los últimos años confirman que a pesar de su contenido en colesterol (unos 200mg/unidad) el consumo de huevos no eleva el riesgo cardiovascular en personas sanas, puesto que aporta fosfolípidos y grasas insaturadas en su composición, junto a algunas vitaminas y antioxidantes que favorecen la prevención de la arterioesclerosis. Según las más recientes recomendaciones, el consumo de hasta un huevo por día no supone factor de riesgo alguno en personas sanas con una dieta variada y un estilo de vida saludable.
    Las papas aportan principalmente hidratos de carbono complejos ("los buenos"). Su densidad nutritiva también es alta ya que además de los hidratos de carbono contiene fibra y micronutrientes como el ácido fólico, el potasio, el magnesio, el fósforo y la vitamina C en cantidades nada despreciables. Entonces, ¿porqué tienen la fama de que engordan?. Las papas contienen, aproximadamente, un 80% de agua. Esto ocurre porque el almidón es capaz de absorber gran cantidad de líquidos. Cuando las freímos la temperatura es superior a los 100ºC por lo que el almidón pierde agua y absorbe el aceite caliente. Por este motivo, la cantidad de calorías de una papa va a depender de la forma en la que se ha cocinado: freír una papa triplica su aporte calórico y disminuye sensiblemente su cantidad de nutrientes por las altas temperaturas.
     
    Explicado todo esto, ¿cómo mejoramos nuestra tortilla? La mejor forma de hacerlo es cociendo las papas con piel y dejándolas un poco duras. Después se pelan, se trocean y se añaden al huevo. Todo se cocina con un poco de aceite de oliva en la sartén y, voilà, una rica y nutritiva tortillita para acompañar con una cañita!!!

    jueves, 19 de septiembre de 2013

    Pizza, ¿americana o italiana?

    

    El hecho alimentario es multidimensional, se mueve entre el espacio ecológico, biológico, psicológico, socio económico y político. Como consecuencia de ello no es de extrañar que el carácter endémico de los alimentos se haya transformado a lo largo del tiempo sujeto a estos mismos factores. El carácter local ha evolucionado paralelamente a la historia: el descubrimiento de nuevos continentes y las rutas de comercio, las crisis alimentarias, los intercambios culturales, las migraciones, las mejoras en los medios de transporte,…, incluso las nuevas tendencias de moda relacionadas con la gastronomía son algunos de los culpables de la globalización de los alimentos.
    El estudio de esta evolución en el carácter local de los alimentos se aborda desde diferentes ejes de la antropología de la alimentación (1):
    ·                   Enculturación y transmisión saber-hacer alimentario: procesos de socialización, institucionalización del aprendizaje alimentario, cocina doméstica y profesional, adquisición de gustos, preferencias y aversiones alimentarias.
    ·                   Cocinas regionales, patrimonio etnológico y desarrollo local: tipologías culinarias, recursos ecológicos y socioeconómicos, caracterización de los productos de la tierra, sostenibilidad y desarrollo rural, identidades culturales, patrimonio alimentario y turismo.
    ·                   Evolución del sistema alimentario y maneras de comer: influencia factores estructurales en cambios alimentarios, flujos e intercambios alimentarios, reformas agrarias, glocalización, políticas alimentarias, nuevos mercados, mercancías y consumidores, crisis alimentarias, movimientos sociales alternativos (ecologistas, neorrurales, vegetarianos, tierras sin OGMS).
    ·                   Alimentación y desigualdad social: producción alimentaria y geopolítica, acceso y disponibilidad de alimentos, pobreza y hambre, soberanía alimentaria y empoderamiento.
    ·                   Prácticas y representaciones alimentarias: culturas alimentarias, comestible/no comestible, religiones y creencias alimentarias, percepción de las innovaciones tecnológicas, seguridad alimentaria, alimentos funcionales, AGMs; discursos publicitarios.
    ·                   Movimientos migratorios y alimentación: interculturalidad y mestizajes, procesos de adaptación, cocinas de fusión.
    ·                   Alimentación, salud y cultura: malnutrición y desigualdad social, políticas alimentarias en salud, medicalización de la alimentación, dimensiones socioculturales de la obesidad, TCA.
    Por todo ello podríamos entender la cultura de la alimentación como las diferentes maneras de percibir, sentir, pensar, ser, relativas a la alimentación y que son comunes a un grupo sociocultural. Todos los elementos del sistema alimentario representados en un modelo son, en principio, interdependientes y es mejor contextualizarlos en un marco espaciotemporal (2).
    La alimentación cambia como cambian otros hábitos de la acción humana. Presentar la alimentación como la base fundamental de la supervivencia orgánica y social es incompleta. El tiempo y otras variables dependientes de factores socioculturales que tampoco se mantienen constantes también se relacionan con el cambio.  En definitiva, los cambios que se producen en los componentes y procesos relativos a la alimentación dependen  tanto de las condiciones internas del modelo como también de factores pertenecientes al contexto extraalimentario. La globalización surge como un proceso que tiene efectos observables en la alimentación (2): proceso específico de cambio cultural que afecta a las culturas de alimentación de las poblaciones.
    La disponibilidad alimentaria hoy en día ha ido en aumento y se ha diversificado de manera exponencial. Las elecciones alimentarias se han complicado, no sólo la disponibilidad o criterios organolépticos por citar algunos entran en juego, criterios como la salud y la estética han pasado a tener un papel muy importante en las decisiones alimentarias.
    Las formas de comida más tradicionales compiten con otras industriales, homogéneas e indiferenciadas. Por ello es evidente que, aunque contamos con más información que nunca para elegir entre la infinidad de productos que tenemos a disposición, resulta difícil decidir qué comer estando seguros de que es lo que se debe. Esta paradoja se conoce como “proceso de desregulación de la actividad alimentaria” (3). Se debe a la desestructuración de la actividad alimentaria, la deslocalización, la desimplantación horaria y la desritualización.
    El cambio más significativo de esta globalización alimentaria es la pérdida de los procesos agrarios (en las sociedades agrarias el producto de la tierra es consumido directamente por la persona o grupo social que lo produce) en beneficio de los procesos industriales (se produce para ser consumido en masa). Esta tendencia afecta también a la variedad de alimentos que tenemos a nuestra disposición: “mientras que la hamburguesa y la cocacola simbolicen la cultura angloamericana y, por extensión, la transculturalización global, la longaniza o la sangría tienden a esteriotipar la representación de lo que es local” (2). De esta manera se hace evidente la pérdida de lo especial y singular hacia lo estandarizado y homogéneo.
    A pesar de todo lo expuesto, no debemos olvidar que aún existen sociedades no tan industrializadas y utilizar al consumidor occidental como paradigma de la dieta humana (4).
    Entraremos a considerar los sistemas alimentarios musulmanes por su cercanía física a los occidentales y su vínculo histórico con España.
    El arroz, el azúcar, el café, los cítricos o las especias son algunos de los alimentos que se han difundido a través del continente africano y europeo, además de diversos procedimientos culinarios y formas de comensalidad. A pesar de esta estrecha relación durante tanto tiempo, los modelos de mercado actuales difieren bastante. Mientras que en España se han ido perdiendo de manera paulatina los pequeños comercios de ultramarinos, mercados e incluso de venta ambulante a favor de las grandes superficies, en Marruecos el modelo de mercado durante siglos ha sido el zoco. En el perdura la venta directa del pequeño productor al consumidor y donde predominan los pequeños establecimientos familiares. En la última década se han introducido los hipermercados produciendo cambios en la alimentación condicionados a la renta, la organización laboral y familiar y la tradición culinaria.
    Aunque Andalucía y Marruecos comparten muchas características de su cocina: fritos de pescado, carnes y hortalizas, dulces de sartén, legumbres cocidas y condimentadas, plantas silvestres y verduras condimentadas,…, la gran diferencia la encontramos a la hora de condimentar los alimentos. Mientras que en Andalucía hay una simplificación en la condimentación (ajo, cebolla, perejil) primando el gusto del ingrediente, en Marruecos se condimenta con hierbas aromáticas y especias, en complejas  mezclas, cubriendo el sabor del ingrediente (5).
    En definitiva, aunque en el mundo occidental exista una tendencia cada vez mayor a la uniformidad en la alimentación y a importar alimentos de otros lugares, el oriental tiende a la especialización de la cocina como seña unificada de identidad (se importan modelos culinarios de otra región pero dentro de un mismo territorio). De esta manera no se puede encasillar un alimento de alimento global particularizado o alimento particular globalizado ya que esta característica está sujeta a la población que lo consume, a la manera de prepararlo, al momento de consumirlo y a la forma de hacerlo. A pesar de que nos vengan a la cabeza numerosos ejemplos de alimentos particulares globalizados como, por ejemplo, las propuestas del Mcdonalds, los sabores de los mismos cambian por región en función de los gustos de la población e incluso el tamaño de las raciones confinándoles un carácter de alimento global particularizado.
     
    (1)             Gracia Arnaiz, M. Alimentación y cultura en España: una aproximación desde la antropología social. Physis Revista Saúde Colectiva, Rio de Janeiro, 20 [2]: 357-386, 2010.
    (2)             Millán, A. Cultures alimentàries i globalització.
    (3)             Sanz Porras, J. Aportaciones de la sociología al estudio de la nutrición humana: una perspectiva científica emergente en España. Nutr Hosp. 2008; 23(6): 531-535
    (4)             De Garine, I. El consumisme i l’antropòleg.
    (5)             González Turmo, I. La frontera como horizonte culinario: Andalucía y Marruecos. Food, imaginaries and cultural frontiers essays in honour of Helen Macbeth: 319-331
    

    miércoles, 18 de septiembre de 2013

    Hoy ¿qué comemos?

     

    ¡Hola de nuevo!
    Y todos los días la misma pregunta…..hoy ¿qué comemos?
     
    Resulta tan importante las raciones de alimentos que ingerimos a diario, la cantidad, como la frecuencia en la que la hacemos. A veces este trabajo resulta muy tedioso pero, con la siguiente tabla, la planificación de nuestras comidas a  lo largo de la semana e ir a hacer la compra será muchísimo más sencillo.

     
    LUNES
    MARTES
    MIÉRCOLES
    JUEVES
    VIERNES
    SÁBADO
    DOMINGO
    ALMUERZO
    Arroz
    Pescado azul
    Verduras
     
    Lácteo/fruta
    Papas
    Legumbres
    Ave
     
    Lácteo/fruta
    Pasta
    Ave
    Ensalada
     
    Lácteo/fruta
    Papas
    Legumbres
    Ensalada
     
    Lácteo/fruta
    Papas
    Pescado azul
    Ensalada
     
    Lácteo/fruta
    Pasta
    Legumbres
    Verduras
     
    Lácteo/fruta
    Arroz
    Carne roja magra
    Verduras
     
    Lácteo/fruta
    CENA
    Papas
    Huevos
    Ensalada
     
    Lácteo/fruta
     
    Pasta
    Pescado blanco
    Verduras
     
    Lácteo/fruta
    Arroz
    Pescado blanco
    Verduras
     
    Lácteo/fruta
    Pasta
    Embutidos
    Verduras
     
    Lácteo/fruta
    Arroz
    Huevos
    Verduras
     
    Lácteo/fruta
    Papas
    Pescado blanco
    Ensalada
     
    Lácteo/fruta
    Pasta
    Pescado blanco
    Ensalada
     
    Lácteo/fruta

    Espero ver colgada en todas sus neveras este sencillo cuadro y no volver a escuchar a mi madre preguntar "hoy, ¿qué comemos?
     
     

    Bienvenida

    ¡¡Bienvenidos a mi blog Nutrición y Salud!!

     
    ¿Sabemos qué significa una vida saludable? ¿De qué manera podemos evitar el riesgo de enfermedades como la obesidad o la hipertensión? ¿Cómo podemos mejorar la calidad de vida de un enfermo? ¿Cuál es la manera más nutritiva de cocinar nuestros alimentos?¿Qué nos dicen las etiquetas del supermercado?
     
    Este blog permite conocer hábitos de vida saludable para mejorar nuestra salud de manera sencilla pero efectiva.
     
    ¿Quién soy?
     
    Mi nombre es Sabrina y soy educadora nutricional y consultora sanitaria.
    “la alimentación es más que comer para nutrirse. Esta nos permite ser creativos, transmitir historia, forma parte de nuestra idiosincrasia, nos permite mejorar nuestras relaciones sociales,…, en definitiva, forma parte de nuestra rutina diaria y da otro sentido a la famosa frase: somos lo que comemos”