Pequeño ensayo sobre las relaciones e interrelaciones entre cuerpo, salud y comida en las sociedades actuales.
De manera
histórica existe un distanciamiento intelectual entre naturaleza y cultura en
la sociología. Mientras que la sociobiología considera el cuerpo con “una base
biológica y presocial sobre la cual se fundan superestructuras del yo y de la
sociedad” (1), los constructivistas toman el cuerpo como algo que pertenece a
la cultura y no a una identidad biológica (2). De esta manera, el cuerpo es
interpretado culturalmente en todas partes, por lo tanto, la biología no está
excluida de la cultura, sino dentro de ella. Por ello hemos de introducir el
concepto de socialización de la naturaleza: “expresión que hace referencia al hecho de que ciertos fenómenos que antes
eran naturales, o que venían dados por la naturaleza, ahora tienen un carácter
social, es decir, que dependen de nuestras propias decisiones. La reproducción
humana es un ejemplo de ello. Las transfusiones sanguíneas, los trasplantes de
órganos, la procreaciones artificiales, las fecundaciones in vitro, las
experimentaciones en seres humanos, las manipulaciones genéticas son otros
ejemplos” (3). En nuestro ámbito, el de la nutrición, no podemos olvidar que
salud y comida van de la mano, y en las sociedades actuales el tándem salud,
cuerpo y comida se está convirtiendo en el centro de las inquietudes. En ese
sentido, algunos afirman que existen dos cuerpo, el social y el físico y que
“el cuerpo social restringe el modo en que se percibe el cuerpo físico” (2).
Por ello podemos concluir que el cuerpo físico está sujeto a los caprichos
sociales y es el resultado de nuestras decisiones.
En el mal llamado “primer mundo”, cada vez más, el cuerpo
ha ido tomando un mayor poder social. Estilistas, médicos, esteticistas,
publicistas,…, el nacimiento de un montón de profesiones relacionadas con estas
nuevas inquietudes. De la misma manera y con la cada vez mayor esperanza de
vida, naturistas, homeópatas, aromatólogos,…, otro gran número de ellas que
surgen de la preocupación por el envejecimiento y la salud. Este mismo hecho
hace que política y economía se interesen por el coste del mantenimiento de la
cada vez más longeva tercera edad. La nutrición nace como ciencia que pretende
unificar estos tres conceptos.
Actualmente, cuerpo, comida y salud están sujetos a las
fuerzas sociales de una manera muy distinta a como se experimenta en
comunidades más tradicionales. Los cuidados corporales, tanto estéticos como
promovidos por la salud, de las sociedades actuales nacen de la preocupación
por la imagen y la salud.
Los avances tecnológicos y científicos también influyen
en este tándem. Cirugías bariáticas, aborto, cirugías plásticas, reproducción in vitro,…, son algunos ejemplos de los
nuevos dilemas difíciles de resolver que plantea la ciencia a la sociedad.
En cambio, en el tercer mundo, la mayor preocupación es
el alimento. La relación de éste con la salud y la comida está basada en una
relación de subsistencia. “A los opulentos occidentales les resulta difícil
comprender la estrechísima gama de posibilidades que tienen las familias de
renta baja del Tercer Mundo a la hora de asignar los ingresos familiares a la
adquisición de comestibles. Cuanto mayor sea la dependencia de dichos ingresos
con respecto a un trabajo físico duro, mayor importancia tendrá asegurarse de
que la persona que es la principal fuente de los mismos reciba los alimentos
suficientes para ir al trabajo, aunque esto signifique que otros miembros de la
familia apenas reciban alguno” (4). Y, de nuevo, la ciencia nos plantea nuevos
interrogantes, transgénicos, alimentos funcionales,…, otro largo etcétera al
que se ve sometido el hombre actual.
Bibliografía
(1)SHILLING, Chris
(1993). The Body and Social Theory. Londres: Sage.
(2)Martínez Barreiro, Ana (2004). La construcción social del cuerpo en las sociedades contemporáneas.
Papers 73, 2004 127-152.
(3)GIDDENS, Anthony (1998). Sociología. Madrid:
Alianza.
(4)Harris, Marvin (1999). Bueno para comer. Enigmas de alimentación y cultura. Madrid:
Alianza.